Una mujer tiene en la mente el dia de su boda como el dia perfecto. Ni frio ni calor, sin lluvia, sin sudor, sin dolores, sin problemas, sin molestias, ni nervios, ni preocupaciones, las flores perfectas, la iglesia llena, y la comida deliciosa.
Ahora que me acerco mas a ese dia perfecto, me doy cuenta que tal vez va a estar a 100 grados y los nervios me pueden estar haciendo sudar tanto que aunque estubieramos a 30 grados podria estar empapada. Aparte de la wedding-mega- to-do list, tengo que hacer otra lista de cosas que han surgido ultimamente, cosas que en mucho tiempo no pasan, pero por alguna razon el buen Dios me las esta mandando justo ahorita. Por ejemplo, una inesperada molestia en tu muela del juicio y deshacerte de ella, o por otro lado los frenos de tu camioneta suenan como disco rayado y hay que buscar un taller en Austin a donde llevarlos y que no te cobren una fortuna.
A pesar de las crucecitas, a pesar de el calor, de los nervios y a pesar de la muela, estoy sobreviviendo y estoy feliz. Estoy aprendiendo a que en verdad necesito de Dios y que sin sus gracias no pudiera disfrutar nada. Estoy aprendiendo que no importa si ese dia no va a ser perfecto, en realidad no quiero que sea perfecto. Nada en este mundo es perfecto solo el mismo Dios, y eso me recuerda que esta vida se trata de parecernos a El. Ese dia imperfecto tratando de ser perfecto, se va a parecer a la vida que empezamos Gerardo y yo: con fallas, pero levantandonos con nuestra mirada hacia El perfecto.
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:)
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